martes, 6 de abril de 2010

Ya pasó

La verdad, qué bien sientan unos días de descanso y, sobre todo, descanso en tu casa, en tu tierra y con los tuyos. Y que encima sea Semana Santa y que haya hecho buen tiempo (bueno, al menos no ha llovido los días clave, aunque calor, cero).

Y sí, soy cofrade. Y sí, soy una de esas personas que se viste y toca el tambor, a las que mucha gente no respeta pero que luego pregunta qué procesiones hay hoy. No creo que cambie de parecer, pero la Semana Santa zaragozana es mágica, quitando todo el significado religioso. A mí me resulta emocionante que más de 15000 personas participen activamente en las procesiones, de una forma u otra.

Y es que estar en una cofradía es mucho más que todo esto. Son alrededor de 3 meses ensayando, pasando muchísimo frío pero a la vez pasándolo bien. Y luego, en una semana, todo pasa tan rápido que ni uno mismo se da cuenta. Pero merece la pena. El otro día vi a un Nazareno de Sevilla (creo) decir que cuando acababa todos los años se preguntaba: y esto, ¿para qué lo hago? Muchas veces yo también me lo pregunto, pero luego echo de menos el resto del tiempo coger las baquetas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario